En abril de este 2024, la icónica actriz, que está en la memoria de gran parte de los chilenos, cumplirá 96 años. La última vez que trabajó en la actuación fue en 2019, con el monólogo “Aliento”, en el GAM, escrito por Elisa Zulueta.
Delfina Guzmán es una actriz, directora y escritora de teatro que, además, está involucrada y tiene una gran presencia en el mundo de la política. Aunque es conocida por su trabajo en teleseries, debutó en la pantalla chica a la edad de 65 años en los proyectos del mítico Vicente Sabatini.
Aunque últimamente no da entrevistas, recientemente conversó con The Clinic sobre varios aspectos de su vida, instancia en la que reconoció que el pasar del tiempo ha hecho estragos en su cuerpo y mente, sobre todo olvidando cosas.
“Siempre que me preguntan pelotudeces, digo: no me acuerdo, y en varias ocasiones es verdad que no logro recordar, sobre todo fechas. De los nombres me acuerdo más”, reconoció en conversación con el citado medio.
“Es Increíble cómo un día se me empezaron a olvidar cosas, que a veces vuelven, pero no siempre. La memoria que tengo es así, esquiva, fragmentada. De repente hay días que estás completamente lúcida, acordándome de cosas importantes y que no las había revisado (…) Me asusta haber llegado a esta edad porque nadie se proyecta mucho en ella, pero en general vivo muy tranquila y satisfecha con mi forma de vida. No me arrepiento de nada”, aseguró.
La reflexión de Delfina sobre la muerte
Aunque admitió que el problema que tuvo con sus hijos, cuando estuvo alejada de ellos sin verlos, sostiene en que no se arrepiente de nada .”He sido deslenguada, pero he sabido reconocer mis errores, y me siento muy querida. Eso me hace creer que he hecho las cosas bien. Tengo también una relación cada vez más espiritual con Dios que me ayuda a sobrellevar no el miedo, porque no tengo miedo a morir en este momento, sino la incertidumbre de no saber qué es lo que viene“, reveló.
Sobre el mismo fenómeno de fallecer, Guzmán lo toma con calma. “La muerte no es ni ha sido un tema trascendental en mi vida, aunque en un momento abogué activamente por el derecho de la gente a renunciar a su propia vida si así lo desean, y aún lo hago. Decidir cuándo morir debe ser lo más parecido a la libertad. Yo nunca me he aferrado a la vida. Nunca me privé de hacer algo por miedo a morir o a que me fuera a pasar algo. Quizás la vida es más fuerte que la muerte también”, reflexionó.
Finalmente, con relación al tema, Delfina planteó cómo le gustaría que fuera su partida. “Yo solo pido que mi final sea durmiendo, sin dolor, y se acabó el cuento. Mi sitio ideal para morir sería en el asiento del copiloto de un auto. Quién sabe, quizás no llegue un día a mi casa, sino al cielo”, concluyó.
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